Esta historia es un canto a la libertad de amar. Por esas mujeres que consiguieron amarse hasta perder la razón. Por aquellas otras que no lo consiguieron. Jimena resurgirá de los subsuelos del mundo para formarse, cultivarse y ser la doncella de una dama. El lesbianismo vivido en los conventos. Un pueblo, los cátaros. Conversos ajusticiados por una Inquisición más cruel que la pontificia. Nobles que extorsionaban a débiles personajes. La mujer utilizada como moneda de cambio para hacer fortunas por sus matrimonios concertados.
Qué importa, quien sea, lo importante es la huella que haya dejado en mi caminar por esos caminos que el destino puso ante mí. Caminos en tinieblas y otras veces con la radiante claridad de los rayos del sol y del resplandor de las estrellas. Caminos silenciosos arropados en los silencios de la noche y otros llenos de las risas de quienes estuvieron a mi lado. Ante todo, soy una persona que ha querido aportar ese rayo de luz que traspasa la roca y da una pequeña claridad al ser humano.
Mi defensa, amar en libertad, amar a quien tu corazón te lleve. Nadie es quién para interponerse en tu camino y señalar a quien debas amar. Mis escritos van hacia esos horizontes. Mi primera novela…” Tú no eres quién para juzgarme a mi”, quizás no tan perfecta como las que vinieron después, “El despertar a tu verdad” “Las raíces ocultas de la vida” “El poder de la crueldad” “Jimena” “Emociones y sentimientos” “Carmen” …
En todas ellas van mis lágrimas vertidas, mis anhelos, mis deseos y mis sueños y espero que os sirvan de ayuda para mirar hacia un futuro pleno. Recordad, a los que sois creyentes, las palabras de Jesucristo…
“AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO” Para mí, cuando se ama, todo se entiende y se comprende y termino con mi frase favorita. “TU NO ERES QUIÉN PARA JUZGARME A MI”.
Carmen Artaloytía Lázaro